INFLAMACIÓN DE LA GLÁNDULA DE HARDER: Se puede producir por varias etiologías, si bien la vírica es la más común. Infecciones bacterianas pueden también hacer mella en esta glándula sobre todo secundariamente a procesos oculonasales y respiratorios. El signo más característico de su clínica es la porfiria, se producen lágrimas pigmentadas de rojo-anaranjado, lo que deja el ojo húmedo y con dicha coloración perceptible sobre todo en animales albinos. Los pigmentos porfirínicos son irritantes y el individuo afectado es posible que se autolesione y aumente la irritación, por lo que se aconseja el lavado del ojo con SSF de forma terapéutica. Los proceso víricos suelen ser autolimitantes (salvo que estén complicados con procesos respiratorios), los bacterianos habrá que tratarlos correspondientemente y eliminar agentes irritantes de la glándula como las virutas de coníferas y tomar medidas higiénico sanitarias.
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