Es la endocrinopatología más común en gatos.
Existen una serie de factores que favorecen su aparición: la obesidad, poco ejercicio, edad avanzada, factores genéticos ( ejemplo en la raza Burnés), infecciones de orina, hipertiroidismo, el uso de corticoides, ...
Hay una mayor predisposición en machos que en hembras y los casos son mayores en animales esterilizados que enteros.
¿Cómo podemos identificar si nuestro felino sufre esta patología?
Veremos que bebe más, el platito del agua se vacia antes y va más veces a él. También hará mayor número de micciones, la arena de la bandeja durará menos tiempo. Esto es difícil de valorar si conviven más de un gato en el mismo hogar. Otra evidencia que os puede hacer sospechar es que come más y a la vez está perdiendo peso. En algunos casos más avanzados, el gatito apoyará los tarsos al andar consiguiendo una postura anormal. Otros signos menos frecuente pero que podemos ver son debilidad, anorexia, letargia, taquicardia, pelaje pobre, ... No es necesario que tenga todos los síntomas para pensar en una diabetes.
Para poder diagnosticar esta enfermedad, necesitaríamos hacer una analítica completa y un análisis de orina.
El tratamiento consistirá en la administración de insulina de forma diaria y una dieta rica en proteínas y baja en grasa, se dispone ya de dietas comerciales especificas para esta enfermedad. Si se diagnostica a tiempo y se consigue un buen control, se puede conseguir la remisión de la endocrinopatologia.